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El pasado sábado día 8 de octubre, nos reunimos en Pedrajas de San Esteban un nutrido grupo de personas nacidas en el año 1945; treinta y tres fue el número total congregado y los que pasamos una pero que muy agradable jornada juntos, día de recuerdos, de añoranzas, pero sobre todo jornada de hermandad. Es bastante complicado reunir a todo un colectivo como el que nos atañe; uno no pudo acompañarnos por encontrarse ese día enfermo en cama; a otros nos fue imposible localizar; algunos puede ser que se nos hayan traspapelado, olvidado, o no teníamos conocimiento de su fecha de nacimiento. Hubo varios que tenían desplazamientos ineludibles ese día, a otros no les parecía acertada la idea y algunos pusieron la excusa de no ir por no estar invitada la pareja ya que no era nacida en el citado año. Personalmente puedo aseguraros que pasamos un día maravilloso, que sirvió para acercarnos a paisanos que no veíamos desde nuestra infancia y que será difícil de olvidar los momentos que pasamos juntos. No penséis que la tarea ha resultado fácil; los asistentes vinieron de diferentes puntos de la península. Málaga nos ofreció un matrimonio, el País Vasco también tenía su representación, Madrid nos envió una nutrida embajada al igual que Valladolid; y por último no podemos olvidar a los procedentes de la vecina Íscar y a los residentes en Pedrajas; y que me perdonen a los que haya podido omitir. Debido a esta dificultad, el mismo día nos comprometimos a empezar a trabajar a fin de conseguir duplicar la participación en el año 2010. La jornada empezó a eso de las 12 de la mañana, cuando nos trasladamos a la ermita de la Virgen de Sacedón, para empezar a preparar el refresco que ofrecimos a todos los asistentes al finalizar la Misa.
La Misa, oficiada por D. Domingo, párroco de Pedrajas, comenzó a la una del mediodía. Todos los quintos portaban, anudado al cuello, un pañuelo rojo, confeccionado para este día, donde podía leerse "QUINTOS DE 1945" y el escudo de Pedrajas en verde. Todas las lecturas, bienvenida, ofrendas y despedida fueron realizadas por los quintos. Al final de la misma, como de costumbre, entonamos la Salve y los consabidos "VIVA LA VIRGEN DE SACEDON" y "VIVA LOS QUINTOS". Uno de los pañuelos le fue colocado a la Virgen . A la finalización todos los asistentes pudieron degustar el pequeño refresco que anteriormente habíamos preparado.
A las tres de la tarde nos dirigimos al Restaurante Pic-Nic, donde nos ofrecieron un copioso almuerzo, como nos indicó Cuchi en su presentación antes de la comida.
Por sexos, veinte de las participantes eran mujeres y trece hombres. Creo y así lo constatamos durante la comida, que fue enriquecedor e importante la sola presencia de quintos en este primer ENCUENTRO. Después de tantos años, ello nos ayudó a mezclarnos los unos con los otros y recordar la vivencias de nuestra infancia; esta mezcla hubiera sido más complicada si cada uno hubiera asistido acompañado de sus familiares, ya que esto habría contribuido en gran manera a crear corrillos y así de esta manera perjudicar la espontaneidad. Yo pude escuchar conversaciones parecidas a esta: "Que ganas tenía de volver a verte, tu eras la preferida de Dª. Presen, siempre te ponía como ejemplo, además tenías una letra muy bonita….". No había problemas de edades, todos éramos sexagenarios o estábamos a punto de serlo. A medida que iban pasando los platos y las botellas la fiesta se iba animando. Empezamos emulando a las bodas con el "Que se besen ", ya que como teníamos tres parejas de quintos que formaban tres matrimonios, aprovecharon la ocasión para subir al estrado y darnos una demostración de ello. Pudimos escuchar a alguna de las protagonistas "Hacia más de diez años que no me daba tantos y tan seguidos…". No faltaron tampoco las felicitaciones para los que cumplían años alrededor de estas fechas, fueron obsequiados con el "Feliz en tu día " y unas flores como regalo. En los postres aparecieron ya los cantantes. Unos con rancheras, otros con las canciones de siempre; tuvimos la grata sorpresa de escuchar a una compañera con una voz preciosa; no podía faltar Manolo Escobar y los Clavelitos. Y después de las canciones a bailar La Raspa y flamenco.
A continuación de la comida bajamos a la discoteca y todo el mundo a mover el esqueleto hasta las diez de la noche. En la cara de los participantes ya podían verse signos de cansancio, pero esto no impidió que una parte de los participantes nos reuniésemos en la Peña las Mañanitas a charlar un rato y a despedirnos hasta la próxima. En fin, un día para recordar durante mucho tiempo. Francisco Javier López Barbero
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