Un programa impreso de las fiestas de San Agustín del año 1945, quizás el más antiguo conservado, nos ha servido como punto de partida para conocer diversos aspectos de la vida de nuestro pueblo hace cincuenta años.

En agosto de 1945 llegaba a su final la Segunda Guerra Mundial, en la que algún pedrajero había participado como miembro de la División Azul. La España de la postguerra, marcada por la escasez y el aislamiento internacional, cerraba filas en torno al Generalísimo Franco. El Ayuntamiento de Pedrajas, a raíz de una invitación del alcalde de Valladolid para sumarse a un homenaje al Caudillo, aprovechaba la ocasión "para declararse con todo fervor incondicionalmente a sus órdenes y exalta la labor benemérita que viene realizando en todos los órdenes en provecho de España".

Al frente de nuestra Corporación Municipal, como Alcalde, se encontraba el señor Francisco González  Cerezano, conocido por Paco, el Ataquinero. Concejales eran los señores Eusebio Martín Sanz, Cruz Sanz García, Celedonio Martín Herrero, Saturnino Martín Herrero, Francisco Martín Adanero y Antonio Rosa Núñez.

Los libros de Acuerdos Municipales van reflejando los problemas y logros de nuestro pueblo, casi siempre obras públicas, como la reforma de los lavaderos en Sacedón, el arreglo de calles o "alumbrar aguas subterráneas potables" destinadas a abastecer a la población.

La agricultura se encontraba en un periodo de expansión. Ante la demanda de varios vecinos, la Corporación decide vender terrenos en los Salvegueros, para labrarlos, a razón de 1500 pesetas la hectárea, ya que esto "beneficia el aumento de producción que tanto recomiendan nuestras autoridades". Para el exterminio del escarabajo de la patata el Ayuntamiento acuerda comprar arseniato y dos máquinas para aplicarlo. Ese año la cosecha de vino fue mala en Pedrajas, por eso se acordó dejar pendiente el impuesto de vinos y alcoholes para el año siguiente.

Al fabricarse muchas casas aún con adobes, el Ayuntamiento destinó un terreno en los Salvegueros como barrero de tierra para su fabricación y prohibió su extracción en otros lugares.

Los principales ingresos en las arcas municipales correspondieron a los aprovechamientos del Pinar del Concejo: fruto de piña albar, corta de 873 pinos y extracción de resinas, adjudicada ésta a don Agustín Muñoz Sobrino.

El Programa Oficial de las Fiestas de 1945, reproducido íntegramente en este artículo, incluía como aspectos básicos la función religiosa, festejos taurinos, bailes y un partido de pelota a mano.

Ese año era novedad la inauguración, el día de San Agustín, de la restauración de la iglesia parroquial. Consistieron las obras en sanear y pintar las paredes y bóvedas, además de reformar ampliamente el pórtico de entrada, colocando a la entrada unas puertas de rejería de hierro forjado, con la leyenda "AÑO 1945". Se encontraban esas puertas antes puestas a la entrada del desaparecido camposanto de Santa Ana. Promovió la reforma don Victoriano Román, cura párroco llegado a Pedrajas en 1943, en sustitución de don Demetrio Herranz. Se sufragaron las obras mediante una colecta entre el vecindario, completada, a demanda del señor cura, con una aportación de 2500 pesetas por parte del Ayuntamiento.

De los festejos taurinos comentar la hora de los encierros, ocho de la mañana, y que se encerraban los toros que luego se iban a matar por la tarde. Los aficionados corrían o lidiaban "vaquillas". El diestro Raimundo Fernández, que toreó los dos días, era un novillero vallisoletano de poca importancia, que se había presentado en la Plaza de Toros de Valladolid en 1934, haciendo concebir esperanzas que luego no se cumplieron.

Además de los bailes populares que el Ayuntamiento organizaba en la Plaza Mayor, entonces llamada Plaza del Generalísimo, a los sones de acreditadas Bandas de Música, se celebraban "bailes de sociedad" en salones particulares con orquestas o pianos de manivela. En las páginas publicitarias del Programa el señor Eusebio García, en su local del cine Español, inaugurado en 1942, anunciaba la organización "de los mejores bailes de sociedad para los días festivos de San Agustín". Igualmente el señor Gregorio Román Vicente ofrecía "bailes selectos" en el salón que había adquirido a la tía Isidra, sito en la calle Real Nueva. Otro salón de baile estaba en la Plaza Mayor, propiedad del señor Severiano Martín.

El Ayuntamiento había presupuestado para las fiestas de ese año unas diez u once mil pesetas, cantidad que suponía casi el diez por ciento del presupuesto anual.

LA INDUSTRIA Y EL COMERCIO DE PEDRAJAS A TRAVÉS DE LA PUBLICIDAD DEL PROGRAMA

Los anuncios publicitarios insertos en el Programa de Fiestas permiten conocer las actividades industriales y comerciales más importantes de la villa de Pedrajas en 1945. Destacan las actividades tradicionales de nuestro pueblo en siglos pasados: carpinterías de madera, fábricas de yeso e industrias del piñón.

Se anuncian "grandes fábricas de yesos" propias de Aurelia Adanero Morejón, de Santos Sanz, que ofrecía "calidades insuperables" y de Eufemio Muñoz, llamada la Pinariega, marca que más tarde tomaría la primera fábrica de gaseosas de Pedrajas, con la que competiría su gaseosa El Alcotán.

Como dueños de carpinterías y sierras mecánicas aparecen nombrados Félix García Herrero, con taller en la calle del Pozo Bueno, Leopoldo Morejón, la viuda de Sabino Salamanca y su hijo Ponciano.

No podían faltar en Pedrajas las industrias piñoneras, como la que tenía en la calle Maragatos el señor Julián Martín Lozano, con "cascadora mecánica", que cascaba los piñones mediante rodillos que giraban movidos por fuerza humana transmitida por un enorme volante a unos engranajes.

Para los días de la función buenas carnes podían comprarse en las carnicerías de Marcelino Manso, frente a la Iglesia, de Eusebio Martín Sanz y de Eugenio Capilla, que dice "sacrifica reses selectas". Tiendas de ultramarinos anunciaban Marcelina García y Telmo Sánchez, con "buen surtido y precios sin competencia". Su cuñado Melchor Sánchez, El Bejarano, vendía buenos vinos del país y de Tierra de Medina.

No se puede hablar de fiesta sin mencionar las tabernas y cafés. "Si queréis beber buen vino, cañas, licor o café, id a casa de FARRUCO y convencidos saldréis". Con estos versos anunciaba Milagros Arranz su famoso bar de la Plaza Mayor. Muy cerca, en la calle Carnicerías estaba la taberna del señor Cecilio Herrero, la más antigua de Pedrajas, en el mismo edificio donde hasta hace muy poco se hallaba la cervecería Correos, lugar concurrido en la movida pedrajera. En EL TRINQUETE del Juego de Pelota el señor Germán Román ofrecía "un sitio donde el comer es placer" y "buenos vinos, refrescos y gaseosas".

Y para que este recuerdo de las fiestas pasadas de Pedrajas nos deje un dulce sabor de boca, acabamos con el anuncio de una casa de gran tradición y fama en Pedrajas y su comarca: