CARMEN GARCÍA ATOCHA
1. CIRUELOS DE CERVERA: LA CUNA
A las cuatro de la mañana del día
16 de julio de 1910, sábado, nacía en Ciruelos de Cervera una
niña a la dieron el nombre de CARMEN por celebrarse ese día la
festividad de la Virgen del Carmen.
Su madre, llamada Florencia Atocha
Fernández, era la maestra del pueblo. Tenía 29 años de edad y
había nacido en Pamplona (Navarra). El padre de la criatura,
que esa misma mañana acude a inscribir a la niña en el
Registro Civil del Juzgado, se llama Rafael García Pérez, de
25 años de edad, nacido en un pueblecito cercano a Pedrajas,
Fuente Olmedo. Su oficio, labrador.
Según la partida de nacimiento,
los abuelos paternos de la niña habían ya fallecido: Fulgencio
García, natural del referido Fuente Olmedo, y Eustasia Pérez,
nacida en Aguasal. Los abuelos maternos habían nacido en
tierras más lejanas: Bernardo Atocha, ya difunto, en Sevilla
capital; Cecilia Fernández, en Lugo, aunque se hallaba
domiciliada en Segovia.
Ciruelos de Cervera es un pueblecito situado al
sureste de la provincia de Burgos, en las Peñas Cervera,
comarca del Arlanza. Según el censo de 2008 contaba únicamente
con 123 habitantes. Su iglesia parroquial está dedicada a San
Sebastián. Celebran también la festividad de la Virgen del
Carmen, a cuya advocación está dedicada una ermita del pueblo.
En Ciruelos vivió Carmen poco
tiempo, menos de un año, ya que su madre aprobó las
oposiciones de Magisterio y fue destinada a Javiña, una
localidad de la provincia de La Coruña. Desde allí a
Villavicencio de los Caballeros (Valladolid), en Tierra de
Campos. Finalmente en Pedrajas de San Esteban, nuestro pueblo,
en el verano de 1921. Aquí, entre nosotros echó raíces la
familia.
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CIEN AÑOS DE VIDA
2. PEDRAJAS EN 1910
En 1910,
año en que viene al mundo Carmen, Pedrajas era también un
pueblecito, no llegaba a los 1.500 habitantes. Su alcalde se
llamaba don Ciro de Rojas Velázquez, natural de la villa de
Cuéllar, casado con doña Nicolasa de Rueda Lozano. Nuestra
parroquia se hallaba regida por don Manuel Rodao Miño, cura
ecónomo.
El cargo de médico titular del
municipio lo desempeñaba don José Cano Sanz. El de
farmacéutico, don Eugenio Moral del Río, que vivía frente a
la iglesia. Ese señor mandó plantar un majuelo con árboles
frutales, en la parte baja de las laderas del Monte, frente al
Cementerio. Puso a esa finca de recreo el nombre de Villa
verde. Cuentan en Pedrajas que don Eugenio, cansado de que
los chicos le cogieran a escondidas las guindas y los perillos,
echó en estos frutos unos polvos compuestos en su botica. A los
chicos que los comieron les entró una descompostura tan grande,
que no tuvieron más remedio que acudir al boticario, que de
esta manera descubrió quiénes le habían cogido la fruta.
Mucho tiempo después, el majuelo pasó a pertenecer a la
señora Felicitas, con cuyo nombre se le conoce en la
actualidad, aunque fue descepado hace años.
Ese año de 1910 el Ayuntamiento de
Pedrajas mandaba arreglar la fuente existente en la Plazuela de
San Agustín, por debajo del nivel del suelo, para que llegara
el agua por su propio peso desde un depósito situado junto a la
Carretera de Olmedo. En ese mismo año, otra fuente instalada en
el centro de la Plaza Mayor, entonces llamada de la
Constitución, era trasladada a la calle del Caño, donde en
tiempos antiguos había estado el Caño Viejo, que
surtía de agua al pueblo.
Aprovechando el buen tiempo, la
Corporación ordenaba limpiar el caz que servía de desagüe a
la población, propensa siempre a inundaciones cuando las
lluvias eran copiosas, por estar situadas algunas de sus calles
en terrenos muy pantanosos. Al mismo tiempo, se mondaban los
caces que servían para desaguar las tierras de cultivo, a
petición del gremio de los labradores.
El 14 de julio se celebraron
exámenes en las escuelas públicas de ambos sexos, con
asistencia a los mismos de los miembros de la Junta Local de
Primera Enseñanza, que entregaron premios a los niños
distinguidos por su buen aprovechamiento.
Decisión muy importante de nuestro
Ayuntamiento en esa época fue aprobar la compra de los prados
denominados El Salveguero, Dehesa y Hoyos de Castimirón, que en
tiempos antiguos habían pertenecido al pueblo, pero que habían
pasado a ser de propiedad particular en el proceso
desamortizador promovido por el Gobierno en la segunda mitad del
siglo XIX. Al final, el Ayuntamiento únicamente adquirió el
prado del Salveguero, continuando los otros dos prados siendo de
propiedad particular.
Otra decisión significativa,
aprobada en 1910, pero llevada a cabo en 1911, consistió en
derribar el juego de pelota construido en el año 1878 junto a
la Ronda de Santa Ana, con objeto de reutilizar sus piedras en
la construcción de unos lavaderos municipales, que libraran
para siempre a las mujeres de Pedrajas de la esclavitud de tener
que desplazarse hasta Sacedón para lavar las ropas de sus
casas. El juego de pelota sí que se derribó, sin embargo, los
lavaderos nunca se realizaron.
Carlos Arranz Santos.
11 de julio de 2010.
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