ACTO DE DESPEDIDA Y AGRADECIMIENTO A DON ANTONIO

Fotografías de Javier López Barbero

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Pedrajas, 12 de septiembre de 2002

             El pasado jueves, 12 de septiembre, a las ocho y media de la tarde, tuvo lugar la celebración de una eucaristía como acto de despedida y agradecimiento a D. Antonio por la labor desarrollada en la parroquia de Pedrajas durante los últimos cuatro años.           

            En la celebración han participado todas las asociaciones y entidades públicas de nuestro pueblo que han deseado sumarse a una iniciativa de grupos relacionados con la Parroquia. Junto a don Antonio concelebró la misa don Jesús, uno de los sacerdotes del equipo de Olmedo. A lo largo de la celebración fueron interviniendo personas pertenecientes a las asociaciones y grupos organizadores, que se habían encargado de diferentes partes de la misa. Las canciones estuvieron a cargo del Coro Parroquial de Pedrajas. 

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1. Monición de entrada.  

           Antonio:

 Ha llegado el momento de decirte adiós, de decir adiós a una experiencia que ha durado cuatro breves años.

            Contigo, Antonio, hemos experimentado lo que es la verdadera fe, hemos conocido de verdad a Jesús. Con tu ejemplo de persona humilde, comprometida, cariñosa con todos, nos has enseñado a ser verdaderos cristianos.

            No te perdiste en convencionalismos absurdos y nos mostraste día a día la verdad más grande: QUE DIOS ES AMOR.

            Tu solidaridad verdadera e infinita con los pobres, la paciencia con los niños en las catequesis y en la misa dominical que les dedicabas, la profundidad y la sinceridad de tus palabras han quedado una profunda huella en este pueblo que nunca podrá olvidarte. 

(Isabel Arranz Merino, en representación de la Asociación Castellana de Elaboradores de Piñón).

 Hoy esta comunidad de Pedrajas nos hemos reunido para compartir la Eucaristía en torno a la mesa del Señor, en alabanza de su gloria.

 Mas todos traemos en mente una acción de gracias especial para el Señor; digamos como un obsequio obsequio de las virtudes que se le han reconocido a este sacerdote pobre y humilde, Don Antonio, que pasó cuatro años con nosotros, haciendo el bien y compartiendo con todos alegrías y penas, y escuchando a los demás.

 Con su palabra nos fue guiando por el camino del Evangelio, cual peregrinos que caminamos hacia la casa del Padre Dios.

 (Julia Mate García, miembro del Grupo de Liturgia de la Parroquia de Pedrajas).

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 2. Lecturas

Entre nosotros

A Antonio Verdugo, nuestro párroco

Llegaste como río manso,
sin estridencias ni ruido.
Lejos las jerarquías,
los protocolos, los arrumacos.

Traías en tus alforjas el mensaje:
"Entre ellos; como uno de ellos,
pero portarás la Luz".

Y tu caminar es el nuestro:
Tu inquietud nuestros temores,
tu alegría nuestros logros,
tu pesar nuestros fracasos.

Comes a nuestra mesa,
bebes de nuestro vino.
No en manteles de hilo
ni en finos y ricos vasos.

Te basta el igualitario pan
y el humilde barro.

Tu palabra siempre certera,
siempre directa,
siempre maestra,
ilumina, como una estela,
el caminar incierto
de los débiles y olvidados.

Allá, justo donde se te necesita,
tu actitud de justicia estricta,
igualitaria, comprometida,
sin regateos ni cálculos.

Buceas en las esencias mismas del Evangelio
y nos ofreces frutos
de un Jesús de Nazaret
vivo, actual, humano...

Ya, la tierra mullida y abonada,
la simiente esparcida,
el granero preparado.

Sólo falta cuidar con tesón
la incipiente sementera.

Ahora que te alejas,
¡ gracias, Antonio, por esta entrega
sin paliativos !

¡ Gracias al Cielo, que nos ha dado
la oportunidad de conocerte !

Teresa González Lozano.

Pedrajas de San Esteban, 12 de septiembre de 2002.

            Como lectura del evangelio se eligió el pasaje de San Juan 15, 1-8, que trata de la vid y los sarmientos. Para mejor simbolizar lo expresado en este fragmento, unas jóvenes colocaron ante el altar una cepa de vid en cuyos sarmientos colocaron unas cartulinas con los nombres de personas mayores, niños y niñas, jóvenes, etc., todos unidos a Cristo, la vid.

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3. Homilía

 Queridos amigos:

             Estos días me he visto desbordado, sobrepasado y abrumado, y hasta con un poco de mala conciencia, por las definitivas muestras de cariño y de apoyo.

            Dicen, y con alguno de vosotros lo he hablado, que a los curas se nos educa para reprimir la afectividad, el cariño y la capacidad de compartir, que muchas veces nos cuesta querer y dejarnos querer, que somos formados para vivir una supuesta heroica soledad.

            Es posible que algo de esto haya en nuestro, digamos los así, colectivo clerical; pero yo conozco a algunos que no han sido fieles a esa formación recibida, nuestra experiencia ha sido otra. También la del buen amigo Jesús (cura de Olmedo) que hoy nos acompaña.

            A este respecto quiero recordar a vuestro patrono Agustín. Él creía en la amistad y el amor como elementos fundamentales para el desarrollo de una vida sana, que diríamos hoy. Él decía que desde la opción evangélica surgen, nacen y se aquilatan amigos, afirmaba que el amor y la amistad son de los mejores dones de Dios.

            Pues algo así es lo que yo he sentido aquí, desde el deseo de explicitar el evangelio, desde el compartir los valores que de él se derivan ha nacido el cariño y la amistad con muchos de vosotros.

            ¿Por qué?

            Porque los cristianos de Pedrajas, los hombres y mujeres del pueblo con sensibilidad evangélica o con sensibilidad a valores fundamentales cercanos al evangelio, habéis sabido compartirles, y en ese caminar compartido ha nacido el cariño y la amistad. Sois muchos los que con generosidad y espíritu abierto, sin prejuicios, es decir, sin dejarse llevar por los juicios previos, habéis sido capaces de compartir y trabajar por las gentes del pueblo.

            Por eso estoy y he estado contento, satisfecho, a gusto y feliz.

            Numerosos hombres y mujeres del pueblo personalmente, como colectivos o grupos organizados, sabéis trabajar y compartir con gratuidad y generosidad superando condicionamientos y,  como digo, juicios previos. Desde este camino, que Pedrajas iba haciendo desde antiguo, nos hemos unido en una buena amistad que ha ido potenciando inquietudes comunes.

            Este ha sido mi mejor experiencia, será mi mejor recuerdo que quedará grabado en mi conciencia personal.

            Creo que las decisiones importantes de la vida, y el salir de Pedrajas ha sido una de las más importantes, no tienen un solo color. Me siento bien porque aquí he trabajado con amigos, con buena gente y he aprendido; mal porque siempre es difícil romper (aunque nunca será del todo) con experiencias tan interesantes. Me siento ilusionado porque vamos a iniciar con unos compañeros un proyecto nuevo de vida y trabajo compartido en el barrio de las delicias de Valladolid, me siento con cierta mala conciencia porque han sido pocos años en el pueblo.

            Pero pesa sobre todo el cariño del pueblo: “ojalá donde vayas te traten y te quieran como aquí” me decía uno de los venerables ancianos del pueblo. Y así me voy, esperanzado, también porque este camino de 4 años no le he hecho en balde, este tiempo no ha sido una senda perdida, los amigos, las tareas compartidas, el evangelio que he visto, están conmigo y forman parte de mí.

            Pero sobre todo quiero insistir en esto:

            La clave es la comunidad cristiana y el pueblo en su conjunto. Cuando vine para acá me decían: Pedrajas es un buen pueblo, próspero, rico,... Más adelante pensé que quien así hablaba no conocía bien el pueblo, porque lo mejor de él es el potencial humano que hay aquí y  la calidad cristiana y eclesial, sin beaterías, de los creyentes pedrajeros. Hombres,  mujeres y jóvenes que tienen valores bien asentados, gente abierta capaz de respetar y trabajar en la legítima pluralidad.

            Malo sería que este acto que habéis organizado sirviera para mi propia vanagloria. Sin ningún reparo expreso mi más profundo agradecimiento por este acto de hoy y por la acogida de los cuatro años que he estado entre vosotros. Me voy con una mayor y mejor autoestima.

            Pero esto no es lo más importante, lo que cuenta es, digámoslo así, la autoestima del pueblo. ¿Cuántas veces decimos este pueblo es así y no puede cambiar, aquí no se puede hacer nada, es que la gente somos,...? Pues yo quiero que hoy también el pueblo se afirme en su autoestima, no en la gloria vana  de “localismos nacionalistas”.

            Hay problemas y situaciones que se deben corregir en el pueblo, pero hay gentes, hombres y mujeres, grupos que sois capaces de colaborar, participar y trabajar. Hay en el pueblo valores muy importantes sólo voy a recordaros uno: la solidaridad, el cariño y el apoyo que manifestáis a vuestros misioneros, la pasión que ponéis en campañas a favor del tercer mundo, el esfuerzo de algunas personas por conocer mejor nuestra realidad tantas veces injusta con los más débiles,...

            El ejemplo de la vid que habéis elegido como símbolo de esta celebración vale para la comunidad cristiana, pero también para la convivencia en el pueblo: que no se corte ninguna rama, perderíamos lo más importante de la vid: los frutos, que es  lo que la da sentido y por lo que existe. Todos, cualquiera sea nuestra ideología, condición, edad, raza o nación de origen somos necesarios.

            Adelante, sois buena gente.

Antonio

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4. Ofrendas

             En el momento del ofertorio se presentaron a don Antonio, para que las colocara sobre el altar, diversas ofrendas. Los niños de catequesis ofrecieron sus cuadernos de trabajo y las partituras de las canciones que aprendieron en la parroquia. Personas mayores le presentaron diversos regalos, como muestra de agradecimiento con motivo de su despedida: dos libros muy bonitos, uno de San Juan de La Cruz, con ilustraciones de Saura, y otro sobre Fray Luis de León, obra de José Jiménez Lozano; también una cartera portafolios. Estos regalos se han comprado con el dinero recaudado entre las personas de nuestro pueblo que han deseado realizar una aportación para este fin. Por parte de Eugenio Sánchez Morejón, concejal de nuestro Ayuntamiento, se ofreció una placa expresando el agradecimiento del pueblo de Pedrajas por su labor en estos años.

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5. Peticiones

Las peticiones se leyeron por mujeres de Asociación de Mujeres Virgen de Sacedón y de la Asociación de Águedas.

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 6 Padre nuestro

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7. Acción de gracias

En una de las reuniones celebradas por las asociaciones para organizar este acto se habían expuesto las actitudes y formas de actuar de don Antonio, que merecían nuestro agradecimiento. Rosa Herrero Caviedes, perteneciente al Movimiento Pedrajas Solidario, fue la encargada de resumirlas en estas palabras:

            Llegaste a nuestro pueblo con la expectación de una nueva andadura en tu vida, dispuesto a dejarte envolver por la gente de Pedrajas. Ligero de equipaje y con dos ideas claras: ser amigo de TODOS y fomentar la tolerancia.

Antonio, te has hecho ver y notar en tu modesta presencia. Te hemos visto al lado de los emigrantes, preocupándote por dignificar su situación, ayudándoles a encontrar soluciones, para integrarse mejor. También te vimos preocupándote por aquellos marginados, enfermos y gente que simplemente necesita que alguien les escuche.

Compartiste en la misma mesa nuestras alegrías y celebraciones festivas, y también la tristeza de la pérdida de los seres queridos. Sensible a las mentes inquietas de los que buscan, de los que se cuestionan las cosas, te uniste a los componentes de Manos Unidas y Pedrajas Solidario para aportar tus ideas y tu colaboración.

Te hemos visto dar clase en el instituto de Íscar, intentando sintonizar con los jóvenes. Te vimos siempre rodeado de gente con ganas de compartir su tiempo con los demás, animando las catequesis de niños y adultos.

Amigo de los niños, de jóvenes, de hombres y mujeres de diverso talante, ideología y  creencia. Uno más entre los demás, dispuesto a fomentar valores deficitarios en nuestra sociedad, como la tolerancia, la solidaridad, la amistad, atento siempre a aquél que te necesitaba. Así entiendes tú tu opción personal de sacerdote, así nos lo has transmitido y lo has puesto en práctica.

Así te recordamos y te agradecemos tu breve, pero fructífera estancia en nuestro pueblo.

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8. Refresco

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