En siglos pasados —ya lo hemos comentado— el cura de Pedrajas tenía obligación de decir misa los domingos y fiestas, para los hortelanos de la ribera y para el ventero y su familia. Vimos más tarde cómo ya no se decía misa alguna, a no ser que pagara limosna algún devoto, igual que sucede en estos momentos.
Son tradicionales las misas en Sacedón, a intención de cualquiera persona, en acción de gracias por haber alcanzado algún favor especial. Ya sabemos también que es tradicional la asistencia del mayordomo, o alguien en su lugar, portando la vara con la insignia de la Virgen.
Los piñeros en la plaza, tras una misa en Sacedón |
Con
el amparo divino
proteged
a los piñeros
para
que no se caigan de un pino
Desde siempre han acudido los piñeros, por cuadrillas, a dar gracias a la Virgen por su protección, durante toda la campaña recién acabada. La misa era pagada al señor cura a escote entre todos.
Los yeseros celebran su misa el lunes de carnaval desde el año 1923, cuando por iniciativa del señor Donato se instauró la costumbre, para dar gracias a la Virgen por no haber habido víctimas en el hundimiento total de la mina del Pico de la Envidia, producido el 28 de diciembre de 1922, con tan buena fortuna que todos los yeseros estaban en ese momento de entierro en Olmedo. Ese día del lunes de carnaval suelen también acudir junto a la imagen los quintos, acompañados de dulzaina y tamboril, con la garrafa bien llenita de vino.
Los quintos en Sacedón |
Esos mismos quintos solían decir una misa al volver del servicio, por haberlo cumplido con suerte. Hoy día también acuden junto a la Virgen los del gremio de la construcción, los conductores, y cualquier familia que quiera ponerse a los pies de la Virgen.