1. DESARROLLO URBANÍSTICO EN PEDRAJAS: LA PLAZA MAYOR
Pedrajas nació y creció en torno a su iglesia, edificada en una pequeña elevación
arcillosa que dominaba tierras llanas rodeadas de bodones, cuyas aguas estancadas fueron
siempre causa de insalubridad, a pesar de los caces hechos para desaguarlas. A espaldas de
la iglesia se creó el barrio del Hospital, así llamado por encontrarse en su plazuela la casa
de hospedaje de la cofradía de San Agustín. Hacia Íscar el pueblo se prolongaba por las
calles llamadas Real Vieja, Pozo Bueno y Alamar. La Ronda de Santa Ana, denominada
así por la ermita que se encontraba en sus inmediaciones, cerraba Pedrajas por el mediodía.
Mediado el siglo XVIII, después de eximirse Pedrajas de la jurisdicción de Íscar y
convertirse en villa, se creó la actual Plaza Mayor, presidida por una nueva Casa
Consistorial, a la que se accedía desde la Plazuela de la Iglesia por la calle Real Nueva.
"Una casa de Ayuntamiento al barrio de la Plaza Mayor, de fábrica nueva,
por concluir, con vibienda alta, confronta por todos aires con calles públicas, tiene
de frontis treinta varas y de fondo diez y ocho".
(Catastro de La Ensenada, año 1751)
El gran crecimiento demográfico que experimentó Pedrajas después de lograr la
categoría de villa hizo que el pueblo se extendiera hacia el Monte por los barrios del Caño,
Cantarranas, los Gallegos y las Pozas del Humilladero. En la prolongación de las calles
que salían de la plaza del Hospital se formó el entonces llamado "Barrio Nuevo".
En la segunda mitad del siglo XIX, a consecuencia de la construcción de la
carretera entre Cuéllar y Olmedo, comienza el proceso de expansión de Pedrajas hacia el
sur, que continúa en nuestros días.
2. RECUERDOS SOBRE NUESTRA PLAZA MAYOR
El cambio de cara que va a experimentar nuestra Plaza Mayor es un buen motivo
para que nos aventuremos a escribir unas líneas sobre ella, aunque de una manera algo
improvisada. Si la tierra que forma nuestra Plaza Mayor hubiera guardado en su seno las
imágenes y las palabras de que ha sido testigo, podría ayudarnos a conocer, sin duda,
gran parte de la vida de nuestro pueblo.
En la Plaza está la Casa Consistorial, lugar en que antiguamente los vecinos se
reunían a voz de campana tañida, en concejo general, para debatir importantes asuntos
de interés común. Desde su construcción, allá por el año 1750, ha sido partícipe del
devenir de Pedrajas, de alegrías y tristezas, de ilusiones y desengaños, de éxitos y
fracasos. No quedan otros edificios tan antiguos como el Ayuntamiento en la Plaza. De
finales del siglo XIX es la casa en ángulo que mandara construir don Ciriaco de Castro,
en ladrillo y piedra, al estilo de su Serrada natal. Otras dos casas se edificaron en los
años 1905 y 1918, como puede leerse en unas pequeñas rejas situadas sobre sus puertas
de entrada. Poco antes de 1952 se edificó la casa de los Chirumbas, hoy en ruinas.
Antes, ocupaba su lugar estaba la casa de la cilla, perteneciente a la iglesia de Pedrajas.
Una cilla era una gran panera donde guardaban los granos que la iglesia recibía como
tributo en concepto de diezmos, décima parte de las cosechas. Por fotos antiguas
conocemos otros edificios de la Plaza en este siglo. Eran casas sencillas, de una o dos
plantas, con las paredes jalbegadas de blanco. No había, como en otros pueblos, grandes
casonas nobiliarias, ni de terratenientes poderosos –excepto la de don Ciriaco- , que sí
existían en Pedrajas, pero en la Plazuela o en la calle Real Nueva.
¿Y el suelo? Pues parece que siempre estuvo de tierra firme, sin empedrar siquiera. Así la hemos conocido las últimas generaciones de pedrajeros, desnuda casi en
su totalidad. En tiempos debió de haber una farola en el centro. Y un gran poste de la
luz cerca de la fachada del Ayuntamiento. Había también un pozo en el centro para
regar el suelo en tardes de toros.
Toros. Hasta el año 1969, en que dejaron de construirse los tablados, la Plaza fue
escenario de capeas y novilladas en fiestas de San Agustín. Por ella pasaron jóvenes
toreros que luego conocieron las glorias de la fama. También maletillas, aquí llamados
chulillos, por la chulería torera, suponemos.
La Plaza era también el lugar donde se ponía el baile de dulzaina y tamboril los
domingos por la tarde y los días de fiesta, antes de que llegaran las bandas municipales,
los conjuntos y las grandes orquestas de nuestros días. Con los bailes nacieron los
amores, ante la mirada atenta de las madres de las jóvenes. Más de cuatro se lo habrán
parlado a alguna moza en la Plaza... y tal vez recibieran calabazas. Cerca del baile
estaban también las cantinas, en las cantinas los borrachos, las quimeras y reyertas, que
las había muy gordas, al menos eso contaban nuestros abuelos. Y los bailes de carnaval,
que todo el mundo se reunía en la Plaza, los chicos con sus pistolas de madera, las
chicas con sus vestidos de andaluzas.
En la acera del poniente, al lado de la casa de Chiqui Farruco, buscando la sombra de la tarde, instalaban las carameleras sus puestos de golosinas, entre ellas los
típicos pirulíes. Es que la Plaza tenía aceras todo alrededor, para no mancharse de
barros cuando llovía. Allí estaban, lidiando con los chicos, la señora Molina, la
señora Eloísa y Magdalena, la Coja. Comprábamos cartones con las cartas de la baraja para
entrar en la rifa de golosinas, creo. En la pared de esa misma casa, colocaban las
carteleras del cine Español, con algunas imágenes y una propaganda muy grande.
Antes de eso escribían el título de la película en una pizarra como las de la escuela.
En la Plaza han tenido lugar hechos muy importantes. Por ejemplo, la Coronación de la Virgen de Sacedón, que se celebró el 11 de mayo de 1958. A mí me
llevaron, pero era muy pequeñito y no me acuerdo de nada. Sí me viene a la memoria,
sin embargo, un levantamiento popular contra las autoridades del pueblo, porque dicen
que se querían llevar el Ayuntamiento a Íscar. Parece que se trataba de unificar ambos
ayuntamientos en uno –con sede en Íscar- para contar con más habitantes y lograr más
servicios públicos, o algo así. Aquello fue muy sonado. Encabezó el levantamiento el
señor Félix Capellán, Taburete, que como buen Código sabía mucho de leyes y hablaba
muy bien.
Un día arreglaron la Plaza y plantaron jardines en el Centro. Fue después de las
fiestas de 1973 y antes de las fiestas de 1974, porque en la portada del programa de
1973 se ve una foto del Ayuntamiento sin jardines delante, mientras que en el programa
de 1974 aparece en portada la plaza con los nuevos jardines. Tenían, por tanto, los
jardines unos 28 ó 29 años. Y todos tan contentos. Hasta se hicieron postales de la
Plaza. La gente empezó a sentarse en esos bancos verdes de agujeros redondos que tan
buen resultado han dado, ya que han durado tanto como los jardines.
Y en la Plaza siguieron teniendo lugar importantes acontecimientos, como el Día
de la Provincia, celebrado el 4 de octubre de 1975, siendo alcalde Quintín Martín. O las
cabalgatas de los Reyes Magos, los pregones de las fiestas y proclamaciones de reinas y
damas, conciertos de nuestra Banda de Música, el Día de Castilla y León, etc.
Ahora han arrancado los cuatro árboles -que habíamos visto crecer, casi sin darnos cuenta, como los hijos- y a todos nos ha dado mucha pena. Pero la vida sigue.
Esperemos que la remodelación sea un acierto y todos podamos seguir disfrutando de la
plaza más importante y antigua de Pedrajas.