Revista Tierra y Pinar, nº 32, abril de 1983
DOMINGO DE RAMOS
Ayer, como hoy, la Semana Santa se iniciaba con la tradicional procesión de los Ramos. Se iba a la ribera del Eresma y se traían los típicos gatos o gatillos que, bendecidos por el señor cura junto al Altar Mayor, eran recogidos seguidamente por los fieles. Se iniciaba la procesión que recorría la Iglesia, todo alrededor. Al regreso de la misma, la puerta se encontraba cerrada, debiendo darse tres golpes con la cruz de plata que abría la procesión, a fin de que las puertas fueran abiertas, desde el interior. Quizás esto constituyera un símbolo de la apertura de las puertas de Jerusalén a Jesús.
Al
acabar la misa, en la que los chicos no cesaban de armar alboroto con los ramos,
era tradicional colgarlos de los balcones de las casas, no sin antes haber
rezado un padrenuestro por cada gatillo
que tuviera el ramo correspondiente. Los ramos sobrantes eran quemados por el señor
cura y sus cenizas guardadas, para luego ungir las frentes de los fieles el miércoles
de ceniza del año próximo. Los gatos o gatillos son las flores de un arbusto
llamado comúnmente salguera, variedad del sauce o salce, muy parecido a las
mimbreras. Reciben este nombre por ser sus flores blancas y vellosas como la
piel de un gato.
MIÉRCOLES SANTO
Al
atardecer de este día, a la pálida luz de unas velas, el señor cura y el
sacristán cantaban en latín las
Tinieblas. Progresivamente iban apagándose las velas hasta reinar la
oscuridad total. Entonces, los chicos con sus matracas y las chicas con sus
carracas organizaban, de repente, una algarabía de mil demonios, simbolizando,
al parecer, los tormentos del Señor. Otros chicos más grandullones pegaban
patadas y tiraban incluso cantos contra las puertas de la Iglesia.
JUEVES SANTO
La
tarde del Jueves Santo se celebraba la misa, saliendo después la
Procesión del Mandato, que discurría por la carretera, hacia Íscar, calle
de las Huertas, caz de la Cañada, el Humilladero, calle Eras, calle Nueva y
Plazuela del Hospital hasta la Iglesia. Silenciosos desfilaban el
Cristo atado a la columna, el Ceomo,
con su túnica negra y su hueca cruz de madera a hombros; finalmente, la Cruz
con un lienzo blanco colgado de ella. Al lado de estos pasos, unos hombres
-Nicolás Conejo, Cesáreo Arranz, y
Primo Merino, entre otros- cantaban con voz templada viejos cantares como éstos:
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"A morir vas, Hijo mío, |
De chicos, ! qué gran impresión nos causaba la negra figura del ceomo,
con la enorme cruz, frente al oscuro color del cielo, y el Perdón, oh, oh, Dios mío de fondo musical impresionante.
La costumbre de llevar el ceomo en Pedrajas, se remonta a tiempos lejanos, pues ya en 1705 consta que un devoto donó cuatro fanegas de trigo de limosna por llevarlo el Jueves Santo en la procesión. Recordemos que en los últimos tiempos solía cargar con la cruz el señor Quintín Merino. Antes lo hizo el señor Florentino Caviedes. Después del señor Quintín, lo llevó su hijo Luis y su yerno Marcelo. | |
Señor Quintín Merino |
Al acabar la procesión tenía lugar el Sermón de la Pasión.
Naturalmente, no podíamos pasar por alto el tradicional monumento,
que antiguamente se instalaba en el Altar Mayor, adornándolo con flores,
lienzos, etc. La custodia era trasladada del sagrario al monumento,
donde era velado y visitado, día y noche, en aquellos días. Hasta no hace
muchos años, los miembros de la cofradía del Santísimo pasaban la noche
velando, por turnos de a dos personas. Como casos a comentar, referiremos que
los vecinos ponían velas junto al Monumento, llevándose a casa los trozos
sobrantes, que luego eran empleados para pedir protección en caso de tormentas.
No podemos dejar de decir que el señor Alcalde y el señor Juez dejaban sus
bastones de mando ante el Monumento, ya que, al haber muerto Dios y no
haber resucitado aún, no había justicia en el mundo.
VIERNES SANTO
A principios de siglo, muy de madrugada, a eso de las seis de la mañana,
se celebraba el Sermón de la Soledad; años después, se celebraba este sermón
por la noche, a continuación de la Procesión de la Soledad, en la que la
Virgen del Rosario, con manto negro, recorría las calles Real Vieja y Nueva,
acompañada de la Cruz con el lienzo colgado.
SÁBADO
SANTO
Parece ser que, primeramente, tenían lugar, dicho día, por la mañana,
las celebraciones de la Resurrección, con el correspondiente repique de
campanas, a gloria, al final. Tiempos después estas celebraciones se hacían al
anochecer. Una tradición muy curiosa de dicha jornada consistía en la bendición
del agua, para que la gente se la llevara a casa. Se llenaba, para ello, la pi1a
del agua para bautizar, y todos acudían con diversas clases de recipientes a
tomarla. Con ella se rociaba a las personas, a los animales, la casa, etc., a
fin de que no entraran las brujas.
DOMINGO DE
RESURRECCIÓN
Ayer,
igual que hoy, tenía lugar la procesión del Encuentro, en la cual la imagen
del Niño Jesús, a hombros de los hombres, era llevada alrededor de la Iglesia,
al encuentro de la Virgen del Rosario, con su manto negro. Al verse, se quitaba
el manto negro a la Virgen, en el momento en que iniciaban su repique las
campanas. Para acabar mencionaré dos pequeñas cosas que se me han olvidado
antes: durante la Semana Santa las imágenes de la Iglesia eran cubiertas con paños
morados; las campanas no tocaban nada; en su lugar, los monaguillos recorrían
el pueblo con una enorme matraca, anunciando los oficios religiosos. Rectifico
también algo dicho anteriormente: en la celebración de las Tinieblas, los
chicos tocaban las carracas para rememorar el terremoto que se produjo al morir
Dios en la Cruz.
NIño Jesús | Virgen del Rosario |
LAS CHAPAS
Al
haber muerto Dios, no había autoridad en la Tierra y la gente aprovechaba para
jugar libremente a este juego de azar, prohibido el resto del año. En corros
espontáneos, en el trinquete del tío
Hortelano, o en cualquier taberna podían oírse estos estribillos: "Cara
y cara, a caras". O estos otros: "Lis
y lis, a lises". Para este juego, se usaban y se usan aún las perras
de Alfonso XIII, llamadas desde siempre "las
mulas".
Moneda de jugar a la chapas (Caras) |
Moneda de jugar a la chapas (Lises) |
RODAR
EL HUEV0
Esta costumbre no parece haber tenido mucha raigambre en Pedrajas,
antiguamente, pero sí que se ha realizado. Se preparaban para ello huevos
hervidos, echándole al agua diferentes colorantes para adornar los huevos:
matacandiles, paja seca o raíz de una planta muy cultivada en tiempos pasados,
hoy desaparecida en Pedrajas: la rubia.
Una vez bien cociditos y coloreados los huevos, se iba al pinar o a las
eras a rodarlos, es decir, a lanzarlos los unos contra los otros, tras lo cual
se comían, juntamente con rosquillas y dulces de la época. Se realizaba este
acto el lunes y martes de Pascua, así como el domingo siguiente, llamado domingo
de Pascuilla o domingo de Cachos
en otros pueblos.
OTRAS
COSTUMBRES
Solía pedirse por Semana Santa la colación de rosquillas a los padrinos
o familiares más directos. Aún recuerdo yo cuando se iba a hacer las
rosquillas en casa de Juanillo, de Llorente, de Amós o del señor Constante. Me
acuerdo que se hacían unas en forma de lagarto, poniendo dos bolas de caramelo
como ojos.
En algunos pueblos de la comarca -creo que en Pedrajas no- el señor cura
repartía a cada vecino un documento o cédula que justificaba que se había
cumplido con el precepto pascual. Posteriormente, el señor cura pasaba casa por
casa, acompañado por el alcalde y los concejales, recogiendo de nuevo las cédulas.
Al mismo tiempo, las gentes entregaban al señor cura diversos regalos,
normalmente rosquillas, que los monaguillos recogían en un canasto.