En el siglo XIX el Estado expropió o desamortizó los bienes de las
cofradías, tierras de labor y viñas, vendiéndolas después en públicas
subastas. Privadas de sus sustento económico, algunas cofradías desaparecerán
y otras decaerán notablemente, por lo que no podrán organizar las fiestas que
hasta entonces acostumbraban. Surge entonces la
función popular, organizada por el Ayuntamiento de Pedrajas en torno a la
festividad de San Agustín, día 28 de agosto, en recuerdo de las brillantes
fiestas celebradas antaño en honor de este santo por sus devotos cofrades. En
la elección de esta fecha quizás también influyera el hecho de que por San
Esteban, día 3 de agosto, las gentes estuvieran dedicadas de lleno a la
recolección de las mieses y al desgrane de las piñas.
Encierro a caballo.
Calle de la Fuente del Caño
Plaza en 1966
La novedad más importante de esta función popular será la celebración
de corridas de novillos en tablados construidos en la Plaza Mayor, organizadas y
subvencionadas por los jóvenes del pueblo. La primera cita documental de estos
festejos taurinos data del año 1878. A partir de 1884, siendo alcalde don
Francisco Bocos Cano, el Ayuntamiento, comienza a encargarse de organizar las
fiestas populares de San Agustín, tan gravosas antes para la juventud. Los
festejos se sufragaron ese año con 900 pts. de los fondos municipales, más lo
que produjeran los tablados y el arriendo de la taberna bodeguín y el cuarto
del fielato, situados en los bajos de la Casa Consistorial:
"Se cerrarán las citadas bocacalles con
tablados construidos con solidez, colocando en la parte inferior postes o pies
derechos que permitan con holgura, tanto en alto como en ancho, la entrada de un
hombre e impidan la fuga de una res".
Piscina de Luis Capellán
Calle Ronda de Santa Ana
Era costumbre que los mozos acudieran al Ayuntamiento y ante la puerta de
la casa de los alcaldes a pedir novillos y vacas. Así lo hicieron con gran
alboroto el 15 de agosto de 1908, mientras celebraba sesión la Corporación.
Para calmar los ánimos, el Alcalde leyó una circular del Gobernador Civil,
anunciando que no se concederían permisos para novilladas a los pueblos
endeudados. Como, a pesar del anuncio, los jóvenes no cesaron en su petición,
el Alcalde, temiendo que durante las fiestas se excitaran los ánimos de la
juventud y se alterara el orden público, solicitó un refuerzo de tres parejas
de la Guardia Civil, que ayudaran a las dos habituales en el puesto de Íscar.
Convencidos los jóvenes de que en la Plaza Mayor no se permitiría la celebración
de las novilladas, acudieron ante el Gobernador y consiguieron licencia para que
aficionados mataran dos reses en el sitio denominado el
Corralón.
No todas eran festividades patronales locales. También se celebraban
ocasionalmente en Pedrajas acontecimientos relevantes de la Historia de España.
Un 7 de febrero de 1860, enterado nuestro Ayuntamiento de la toma de la plaza de
Tetuán por el ejército español en Africa, acuerda "que en la madrugada de mañana, día ocho, y no en este momento,
por ser demasiado avanzada la noche, se anuncie tan satisfactoria noticia a la
población por un gran repique de campanas, al cual acompañen salvas hechas en
las casas consistoriales y en otros puntos de la Villa... que se diga misa
solemne, cantándose un Tedeum en acción de gracias por tan señalada victoria
y que haya dulzaina e iluminación y salvas, satisfecho todo por cuenta del
Ayuntamiento".
Con el paso de los años las fiestas populares de San Agustín se
consolidaron, enriqueciéndose con celebraciones propias de los nuevos
tiempos. Los tablados de madera se sustituyeron por la plaza de toros portátil
y ésta por la actual, de graderío cubierto.
Nacieron
los pozales, como lugares de diversión de la juventud, luego convertidos en
peñas. Tabernas y cantinas dieron paso a bares y cafeterías; hoy se habla de zona
y de movida. Tras los bailes populares con dulzaina y tamboril, amenizó
nuestras fiestas la Banda de Coca, de tan gratos recuerdos. Otros muchos
aspectos reflejarían las innovaciones introducidas en las fiestas de San
Agustín en los últimos tiempos. Siempre pervivirá, sin embargo, en la memoria
de los pedrajeros la vinculación de estas fiestas con aquellas otras -devotas y
profanas también- que en épocas remotas sus antepasados dedicaban a los santos
preferidos de su devoción.