PREGÓN DE LAS FIESTAS DE SAN ESTEBAN Y SAN AGUSTÍN 2008

Pronunciado por D. Reyes Mate Rupérez, natural de esta Villa.

 Pedrajas de San Esteban, 2 de agosto de 2008.

       

Señor Alcalde, señores concejales, Altezas de las fiestas, pedrajeras y pedrajeros:

 

            Cerca de Pedrajas, en Alcazarén, vive un escritor, muy conocido en España y fuera de España, José Jiménez Lozano. Este gran hombre cuenta en un breve relato, titulado "El espejo", la historia precisamente de un espejo, tapado con una manta porque, según dice su dueña, ha visto ya demasiadas cosas y también para que no olvide.

 

           Quiero imaginarme ese espejo en la ladera del monte que preside nuestro pueblo, habiendo sido testigo de la historia de los pedrajeros. Me voy a permitir descubrirle levemente y recordar un par de imágenes de este pueblo que tanto me acompañan.

              La primera imagen, en color sepia, se refiere a un hombre de mediana estatura, siempre en guardapolvos, con bigote pronunciado y unos dedos amarillos por el tabaco y blancos por la tiza. Es un maestro y se llama Don Justi. Quiero rendirle un homenaje y con él a aquellos maestros y maestras que supieron preparar el futuro. Con él no sólo aprendimos a leer, escribir y las cuatro reglas, sino a ser ambiciosos en la vida. Nos hizo

navegar por ríos y océanos, conocer países y continentes, familiarizarnos con las hazañas de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha y soñar con Roma y Cartago, la patria de San Agustín, porque unos éramos romanos y otros, cartagineses. Lo que somos se lo debemos en buena parte a aquellos esforzados maestros.

 

            La otra imagen, en blanco y negro, es algo posterior. Finales de agosto de 1960. Trece jóvenes pedrajeras que apenas habían salido del pueblo, deciden irse a Alemania. La vida en el pueblo es dura, Alemania abre sus puertas a la emigración y de allí puede venir en forma de marcos alemanes la ayuda que cada casa necesita. A este primer grupo siguieron otros, de chicos y chicas, pero quiero recordar a este primer grupo porque fue pionero y sobre todo en reconocimiento de que fueran chicas las que abrieron camino. Toda una lección para los pedrajeros. Fueron valerosas estas trece rosas aunque ocultaran sus penas cantando en el coche de línea" adios con el corazón..." porque iban a lo desconocido.

 

            Esto que ocurrió ayer, como quien dice, conviene recordarlo hoy cuando ya no mandamos fuera emigrantes sino que los recibimos. También nosotros fuimos emigrantes y sabemos lo que vale un gesto amigo para quien está en tierra extraña y lo que duele un gesto de desprecio porque se es más pobre o se tiene otro color de piel.

            Hay una tercera imagen que quisiera evocar. Un hombre mayor avanza lentamente por la calle Real. Se llama Esteban y se detiene ante la puerta del tío Pío que le espera religiosamente cada atardecer. Sin mediar palabra le ofrece un vaso de vino. La Sixta y la María, conscientes de los achaques de los dos viejos amigos, insinúan un ademán de disgusto, mientras el tío Pío le dice al peregrino de cada tarde: "Esteban, primero un trago y luego, otro". Es la estampa de la amistad, del humor y del saber vivir de la gente de este pueblo, que no se puede perder.

            El espejo tiene recogidas muchas más imágenes pero me basta recordar éstas para mostrar que la vida de un pueblo es como el recorrido de un río que va ganando, conforme avanza, las aguas de muchos afluentes. Esas aguas son los esfuerzos de generaciones anteriores, convertidos en riqueza patrimonial para que nosotros hoy la acrecentemos, la disfrutemos y la entreguemos enriquecida a los que nos sigan.

            Hay que reconocer que este pueblo ha pasado en el tiempo de una generación de la Edad Media a la tecnología punta, por ejemplo, en la elaboración del piñón. Y no exagero. Julián Fernández, alcalde desde 1970, me contaba el día de la inauguración del nuevo Ayuntamiento, que cuando llegó a la Casa Consistorial preguntó al alcalde saliente, Quintín Martín, dónde estaba el "váter”, y que éste, un tanto sorprendido, le dijo: "¿el retrete?... en ca Farruco”. Hemos cambiado mucho pero si hemos llegado tan lejos ha sido gracias a muchos esfuerzos comunes, sobre todo de los abuelos que tuvieron que salir adelante con las armas del sentido común castellano: "poco plato y mucho zapato”.

            De los pedrajeros que andan por el mundo se solía decir que eran... muy orgullosos de su tierra. Solía llamar la atención este orgullo pedrajero porque no parecía haber causas que lo explicaran: Pedrajas no tenía la pujanza de Íscar, ni el nombre de Olmedo, a quien el gran Lope de Vega dedicó una de sus mejores obras, El Caballero de Olmedo, ni siquiera tenemos la historia y el arte de Alcazarén. Pero sí hay una razón para ese orgullo: el afán de superación, la capacidad de trabajo y de sacrificio. De ahí ha nacido un pueblo próspero que puede mirar al futuro con confianza.

            Quisiera terminar por donde debí haber empezado: agradeciendo a esta corporación que preside su joven alcalde, Sergio Ledo, la invitación a pronunciar este pregón de fiestas. Es un honor que agradezco de corazón, al tiempo que le deseo lo mejor, porque su éxito será el de todo el pueblo.

            Debo confesar que nunca he estado mejor acompañado. A lo largo de mi vida he tenido que hablar en plazas y en palacios, ante trabajadores o ministros, en la selva brasileña o en la Sorbona de París. Pero nunca me he sentido mejor acompañado porque a mi lado tengo las bellezas coronadas de Pedrajas, la simpatía de la corporación y, sobre todo, la atención de todos vosotros. Por eso, acogiéndome a la generosidad proverbial de los pedrajeros en días de fiesta, me permito parafrasear las palabras del Rey Sabio, Alfonso Décimo, quien, en Las Cantigas de Santa María, se despedía de sus oyentes diciendo "que si he hablado en román paladino, el que cada cual habla con su vecino... déseme, por favor, un trago de buen vino”'. Que la ronda sea para todos.

A disfrutar. . . .

            ¡Viva San Agustín!

 

 

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SEMBLANZA DE REYES MATE

 

            MANUEL REYES MATE, nace en Pedrajas de San Esteban (1942). Estudia el bachillerato en La Mejorada, Olmedo, y Arcas Reales, Valladolid. Cursa estudios de filosofía en París y Roma.

            Es Profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Se doctoró en la Universidad alemana de Münster y en la Autónoma de Madrid. Fue Director del Gabinete Técnico de Ministro de Educación en el primer Gobierno de Felipe González. Miembro fundador y luego Director del Instituto de Filosofía del CSIC. Dirige los proyectos de Investigación "La Filosofia después del Holocausto” y "La Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía”. Ha sido miembro de la Junta de Gobierno del CSIC y del Conseil Scientifique del Collège International de Philosophie de París.

            Autor de numerosos libros, muchos de ellos traducidos a otras lenguas, entre ellos "Luces en la ciudad democrática. Guía del buen ciudadano" y "Justicia de las víctimas". Es colaborador habitual en las páginas de opinión de El País y El Periódico de Catalunya.

 

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